La hambruna se aproxima en medio de la pandemia
Efectos Económicos, Noticias
Para muchos es sorpresa, para otros aseguran que lo habían venido venir. Pero, es una lamentable realidad que el mundo se enfrenta ante una hecatombe y una crisis sin igual en camino. La combinación mortal entre la guerra en Ucrania y la pandemia ha despertado a un monstruo aún muy superior a los dos antes mencionados: la hambruna.
Recientemente, varios países – y la lista sigue aumentando – han dado órdenes de suspender sus exportaciones para garantizar la alimentación de su población. Cada día la lista va en aumento, y no es para menos porque más de uno se ha dado cuenta de que no estaban preparados para garantizar la seguridad alimentaria de su población. En el caso de España, los españoles, viendo la necesidad urgente de mitigar el problema, han autorizado a que se cultive en terrenos baldíos a todo lo ancho de la Madre Patria, con tal de asegurar los alimentos a su población primero.
Debemos de tomar en cuenta detalles importantes, como el hecho de que Rusia y Ucrania son los principales productores de alimentos y abono para toda Europa y gran parte de Asia y otros países. Ambos países han suspendido sus exportaciones por la guerra.
En Europa del este, por poner un ejemplo, la mayoría de sus habitantes cocinan con el famoso aceite de girasol de Ucrania y éste ya no se encuentra disponible en los mercados. Ucrania, hasta el momento de la declaración de guerra, estaba exportando cinco millones de toneladas de productos agrícolas al mundo, y hoy día sus puertos marítimos están bloqueados por la infantería rusa.
Consecuentemente, aproximadamente el 32% de la producción agrícola mundial depende del fertilizante producido en Rusia, y con la suspensión de esto ha venido una gran cadena de crisis en todas las direcciones, afectando directamente al campo. En este orden de ideas, tenemos a una China que, a pesar de ser una potencia en producción de fertilizantes, también ha suspendido esas exportaciones para garantizar el suministro local en China. Por otro lado, la propia Indonesia, que es el líder en producción de aceite de palma en el mundo, ha suspendido sus exportaciones. Argentina, de igual manera, ha suspendido la exportación de carnes de res.
Es la combinación de una tormenta apocalíptica: la producción de carne estará afectada por varios meses debido a que el ganado y el pollo son alimentados con granos de Ucrania y también necesitan el fertilizante de los rusos. Las consecuencias ya están en nuestras mesas, hay que prepararnos para el peor de los escenarios y sobrevivir a la crisis. La Unión Europea ya afirmó que habrá una escasez profunda y sus gobiernos se están preparando para lo que se vaticina ser un huracán categoría 6. La asociación de agricultores de Inglaterra también afirmó que la producción agrícola será de un 50% menos que el año pasado.
Tal y como se explicó anteriormente, los europeos cocinaban hasta el momento con aceite de girasol. Pero ahora éste no está disponible, volverán a utilizar el aceite de oliva que hasta hace poco exportaban en grandes cantidades. Esto podría provocar también la suspensión de exportación del aceite de oliva.
¿Pero qué está haciendo Latinoamérica para prepararse para esto? Porque usualmente somos la región del mundo más afectada y aun sabiendo la noticia de que hay que prepararse para una embestida mundial. ¿El cambio climático ya ha reducido bastante la producción alimenticia mundial, a esta crisis se le sumió la pandemia y la guerra, entonces que estamos haciendo para prepararnos para esto?
A medida que continúen las suspensiones de exportaciones, el hambre en el mundo se duplicará y esto traerá consigo un caos social y político en cada uno de los países de la región. La escasez alimentaria tocará a todos sin excepción. Lo único que variará es cuáles países se prepararon mejor para aguantar la embestida. Ya Venezuela, y gran parte del Caribe y Centroamérica, se encuentran con problemas de alimentación.
¡El momento de actuar es ya! El campo necesita atención y como la humanidad se descuidó, ahora la madre naturaleza ha venido a recordarnos aquel sabio adagio: si se quiere comer huevo, habrá que ponerlo uno mismo.
El mundo enfrenta cuatro problemas distintos y hay que solucionarlos todos juntos. El campo se ha convertido ahora en el “commodity” más apreciado de la humanidad.