Muchas personas en el confinamiento cambiaron su forma de alimentación, dando paso a muchos otros problemas psicológicos y emocionales relacionados con la comida. La mayoría de las personas han estado comiendo de manera excesiva alimentos saturados en sales y grasas, combinado con un alto nivel de alcohol.
Así comenzaba la declaración real de una persona que acudió a una sicóloga ante una situación de inestabilidad y atracones constantes. Ahora, estos han aumentado tras el confinamiento. Las emociones placenteras están dominando a la mayoría de la población en este momento, y hay personas que utilizan la comida para oprimir sus emociones. Se ha calculado que este problema afecta a un 15% de la población y su incidencia va en aumento. La glotonería es un trastorno que está acabando con la salud de muchas personas y a esto se le suma aquellos que vomitan inducidamente, o abusan del uso de laxantes, disparando la anorexia y la bulimia.
Las experiencias traumáticas como fallecimientos, divorcios, distancia emocional, entre otros, han hecho grandes estragos en el ámbito alimenticio de las personas. Los atracones, como se les conoce, es una representación de traumas internos que viven las personas. No pueden controlarlos y ya la glotonería se ha convertido en un vicio como cualquier otra droga. Los trastornos alimenticios tienen un significado simbólico. Sin embargo, el dolor evitado se mantiene. Los trastornos alimenticios han aumentado considerablemente y sus traumas. La soledad, la tristeza, el estrés y todo lo demás están impactando en todas las direcciones y el deseo de comer descontroladamente es el pan de cada día de muchas personas.
Los expertos han reconocido que cada vez más hay que invertir en educar nuevamente a la población mundial sobre cómo se debe de comer saludable, ya que de lo contrario estaremos viviendo una nueva pandemia desatada por la crisis de la obesidad mundial.