Vacunación mandatoria para empleados de negocios y empresas privadas comienza hoy

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Los contagios provocados por el COVID-19 siguen arropando la ciudad de Nueva York a un nivel alarmante, conscientes de que a pesar de los grandes esfuerzos que las autoridades han hecho se está caminando nuevamente hacia el principio. Una de las medidas más trascendentales y que no cuenta con la aprobación de muchos, es la ley de vacunación obligatoria para empleados del sector privado y pequeños negocios.

Este martes será el primer día que la nueva ley entra en vigor, y en donde más de 184,000 dueños de negocios y empresas privadas deberán demandar la aplicación de la vacuna a sus empleados o enfrentar serias consecuencias. El mandato se suma a una serie de órdenes que se han venido implementando desde septiembre con empleados públicos, como profesores, policías y enfermeros, con el  propósito de aumentar el índice de inmunización. Así lo reitero el Departamento de Salud de la ciudad, al igual que las oficinas del mandatario local, quienes han indicado que los avances contra el COVID-19 aún no han sido significativos.

El objetivo es que el 20% de la población que siguen sin recibir la vacuna finalmente lo hagan, y que el resto que solo se ha puesto una dosis se coloque no tan solo las dos dosis sino una tercera de refuerzo. Según datos oficiales, el 72% de la población ya está vacunada con las dos dosis de la vacuna. Pero, aún hay un porcentaje alto que no se ha vacunado y esto es preocupante.

La ciudad fue clara en avisarle a las empresas que están obligadas a cumplir con las normas o enfrentar las consecuencias. Este ultimátum, que ha dividido más aún a una ciudad que de por sí se encuentra con su liderazgo totalmente dividido. Grupos pro-derechos civiles afirman que esto es una violación básica a los derechos humanos y que la medida abre las puertas para una discriminación sin precedentes en contra de aquellos que aún no se han vacunado.

Grupos empresariales importantes se oponen a la medida porque ya la ciudad se encuentra en un caos total, y muchos restaurantes ni siquiera pueden abrir porque no encuentran empleados suficientes para trabajar. Otros hasta se han sentido incentivados en falsificar documentos para hacerse pasar por vacunado sin estarlo, con tal de cumplir con estos requisitos.

Muchos afirman que, si los dueños de pequeños negocios terminan por considerar que sus negocios les iría mejor en otro estado que en Nueva York, habrá una fuga de capital y de fuerza laboral sin precedentes en toda la ciudad.